Miles de personas desafiaron las prohibiciones de permanecer en la arena y colmaron las playas brasileras.
Brasil vivió un fin de semana caótico en medio de la celebración del Día de la Independencia. Miles de personas llenaron las playas y bares de las principales ciudades del país, pese al refuerzo policial instalado a fin de impedir que se repitieran las imágenes de aglomeraciones.
Las playas más emblemáticas de Río de Janeiro, como Copacabana e Ipanema, así como las del litoral paulista, recibieron turistas de todo el país y su arena se convirtió en un mar de sombrillas. En Jericoacoara, un paradisíaco y exclusivo pueblo del nordeste de Brasil, la ocupación hotelera fue del cien por ciento.
Los especialistas temen que la relajación de las medidas de distanciamiento social se intensifique todavía más con la llegada del buen tiempo, lo que podría provocar un nuevo rebote de casos y muertes cuando el país todavía no ha dejado atrás la primera ola.
«En Río de Janeiro y Sao Paulo hemos visto una caída muy grande del aislamiento social, las playas están llenas y eso va a tener un reflejo en los datos de los próximos 14 días», advirtió Mirian Dal Ben, infectóloga y epidemióloga del hospital Sirio Libanés, en diálogo con la agencia de noticias Efe.