El líder opositor ruso Alexey Navalny murió en la cárcel del Ártico donde cumplía una sentencia de 19 años, informó hoy el servicio penitenciario del país y el Kremlin, sin precisar la causa del fallecimiento, ocurrido a un mes de unas elecciones en las que se prevé que el presidente Vladimir Putin consolidará aún más su poder.
«El 16 de febrero de 2024, en la colonia penitenciaria número 3, el recluso Navalny A.A. se sintió mal después de un paseo y casi inmediatamente perdió el conocimiento. Los trabajadores médicos de la institución llegaron inmediatamente y llamaron a un equipo médico de emergencia», indicó en un mensaje el Servicio Penitenciario Federal.
«Se llevaron a cabo todas las medidas de reanimación necesarias, pero no dieron resultados positivos. Los médicos de urgencias confirmaron la muerte del condenado. Se están estableciendo las causas de la muerte», informó la institución.
«Los médicos que llegaron a la (prisión) prosiguieron con el protocolo de reanimación, que ya habían aplicado los médicos de la colonia penitenciaria. Continuaron haciéndolo más de media hora», indicó el Hospital de Labytnangi, una ciudad del norte de Rusia, según la agencia local Interfax.
El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, se limitó a señalar que Putin fue «informado» de la muerte del opositor, de 47 años, e indicó que no tiene precisiones sobre las causas del hecho.
Líderes políticos mundiales exigieron a Rusia que aclare las circunstancias alrededor de la muerte de Navalny, en declaraciones que Peskov tildó de «inaceptables», mientras que el presidente estadounidense, Joe Biden, responsabilizó directamente a Putin por el fallecimiento de opositor.
«No hay informes de médicos, ni de médicos forenses, no hay información definitiva del Servicio Penitenciario Federal, no se conoce la causa de muerte. (…) Consideramos que esas declaraciones (de los países occidentales) son absolutamente inadmisibles», dijo el vocero del Kremlin ante la prensa, según recogió la agencia de noticias Sputnik.
Navalny, abogado y bloguero, se consolidó a lo largo de 12 años como el detractor número uno de Putin y de su «partido de ladrones y estafadores», como solía describirlo.
Primero se dio a conocer ayudando a organizar grandes manifestaciones, en 2011 y 2012, que finalmente fueron reprimidas, y en 2013 quedó segundo en las elecciones municipales de Moscú, un logro que impulsó su visibilidad.
Acosado por las autoridades e ignorado por los medios de comunicación oficiales, construyó una notoriedad en Internet y en las redes, gracias a la difusión de investigaciones en video virales que denunciaban la corrupción del poder ruso.
En enero de 2021 fue detenido al regresar a su país tras recuperarse en Alemania, donde fue hospitalizado tras ser víctima de un envenenamiento en Rusia que atribuyó a Putin, algo que el Kremlin negó.
Desde su arresto fue condenado a altas penas de cárcel tras ser acusado de «extremismo» y «fraude».
En agosto del año pasado fue condenado a 19 años de prisión y hasta mediados de diciembre estuvo detenido en una cárcel de máxima seguridad cerca de Moscú hasta que fue trasladado a Jarp, en el Ártico ruso.
Desde más de dos años y medio alternaba temporadas bajo aislamiento con condiciones de detención restrictivas.
Opositor acérrimo de Putin, quien siempre se negó a pronunciar su nombre, convocó una protesta contra el mandatario en los centros de votación del país durante las elecciones que se realizarán del 15 al 17 de marzo.
En esos comicios los principales políticos críticos con el gobierno están vetados: la comisión electoral bloqueó a Boris Nadezhdin, un antibelicista considerado férreo opositor a Putin, al argumentar irregularidades en las firmas recolectadas para apoyar su candidatura.
Las principales potencias occidentales, desde Estados Unidos, pasando por Alemania, España, Francia y el Reino Unido lamentaron la muerte de Navalny y el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, afirmó que Moscú deberá responder a «serias preguntas» por su fallecimiento.
Biden, por su parte, dijo en una conferencia de prensa que su país no sabe aún qué provocó exactamente la muerte del encarcelado opositor, pero aseguró que «Putin es el responsable» y que lo ocurrido «es una prueba más de la brutalidad de Putin»-
En tanto, el secretario general de la ONU, António Guterres, pidió una «investigación completa, creíble y transparente», según declaró hoy su portavoz.
El presidente ucraniano, Volodomir Zelenski, dijo que Navalny «fue asesinado» y culpó a Putin, quien deberá «rendir cuentas por sus crímenes».
«Es evidente que fue asesinado como otros miles que fueron torturados hasta la muerte debido a una sola persona, Putin, que no le preocupa quién muera mientras él conserve su posición», manifestó Zelenski en una conferencia de prensa junto al jefe del gobierno alemán, Olaf Scholz, en Berlín, según consignó la agencia de noticias AFP.
Durante el proceso en su contra, Navalny calificó la invasión rusa en Ucrania como «la guerra más estúpida y más insensata del siglo XXI».
Leonid Solovyov, uno de sus abogados, declaró al diario independiente Novaya Gazeta, que se edita desde el extranjero, que estaba «normal» cuando uno de sus representantes lo visitó el miércoles y en redes sociales circularon videos de lo que presuntamente fue esa audiencia judicial en los que se lo ve bien.
El redactor en jefe de Novaya Gazeta, el periodista ruso Dmitri Muratov, premio Nobel de la Paz de 2021, calificó la muerte de «asesinato».
Putin debe ser «castigado» por las atrocidades cometidas contra Navalny, dijo su esposa, Yulia Navalnaya.
«Me gustaría que Putin, todo su personal, todo su entorno, todo su gobierno, sus amigos, sepan que serán castigados por lo que han hecho a nuestro país, a mi familia y a mi marido. Comparecerán ante la justicia y ese día pronto llegará», declaró durante una cumbre sobre seguridad en Múnich, en Alemania.
«Me pregunté si tenía que quedarme aquí ante ustedes o debía regresar con mis hijos, y me dije qué habría hecho Alexey en mi lugar y estoy segura de que se habría quedado aquí en esta tribuna», dijo al empezar su breve intervención, entre los aplausos de los asistentes a este encuentro, que cada año reúne a la élite de la diplomacia mundial.
Télam