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Argentina se convirtió en uno de los países más fríos de la Tierra, según la ONU

El pasado 3 de julio, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) advirtió que el termómetro de la Argentina se había desplomado. Nuestro país, junto con nuestro vecino Chile, se convirtió en el lugar más frío de la Tierra tras la extraña ola polar que azotó a la región la semana pasada.

El frío inusual que sufrió nuestro país la primera semana no solo dejó eventos históricos como una insólita caída de nieve en San Miguel de Tucumán, la Ciudad de Buenos Aires, Córdoba o La Pampa, sino que también marcó un registro trascendental: el 30 de junio, tanto Chile como Argentina se situaron entre los lugares más fríos de la Tierra, fuera de las regiones polares.

Nieve en las playas y el desierto

Así lo consignó la ONU tras recopilar el informe de la Organización Meteorológica Mundial tras la semana de frío extremo. Las bajas temperaturas se extendieron por una semana, llegando a caer hasta -15° Celsius en algunos lugares. Las autoridades nacionales de ambos países emitieron alertas tempranas y advertencias de clima frío en respuesta al “anticiclón de origen polar” responsable de las condiciones extremas, indicó la OMM . 

La ola de frío comenzó el 26 de junio y alcanzó su punto máximo el 30 de junio, registrando temperaturas mínimas récord en amplias partes del continente. Una de las sorpresas ocurrió en uno de los lugares más áridos del planeta. La nieve cubrió partes del desierto de Atacama por primera vez en más de una década. También nevó en lugares inusuales como Mar del Plata, el valle de Calamuchita en Córdoba y las regiones montañosas del norte de la Patagonia.  

Preocupación por las temperaturas extremas

Cada vez hay más preocupación por las repercusiones sociales y económicas más amplias del frío extremo. Agricultores del centro de Chile y el norte de la Patagonia han reportado daños en los cultivos debido a heladas tempranas, que amenazan las cosechas de frutas y de invierno.

Mientras tanto, el transporte y la educación se vieron interrumpidos en ciudades que no estaban acostumbradas a un clima invernal tan severo.

La ola de frío en América del Sur contrasta con el calor abrasador del hemisferio norte, especialmente en Europa, poniendo en riesgo vidas y subrayando aún más los efectos cada vez mayores del cambio climático.​

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