Igualó 2-2 en La Plata y obtuvo el título número 67 de su historia. Dirigido por Guillermo Barros Schelotto ganó su segundo torneo sucesivo, con récord de liderazgo.
El empate le alcanzaba a Boca. Era suficiente el punto. Pero tenía sus últimos retazos de fútbol para ofrecer. A los 12 minutos, otra vez el 12 para La Doce, apareció el jugador más influyente de Boca en el tramo decisivo de la Superliga: Abila. Pura potencia, apareció en el área, ganó con su cuerpo grande y definió a lo grande. Para el 2-1. Y cierta tranquilidad.
Pero había otra capítulo para el suspenso y para la angustia. Llegó el empate de Gimnasia, a través de un remate de Alemán y del azar de un rebote en Magallán.
Quedaban diez minutos. Un suspiro o una eternidad, según el lado del mostrador del que se mire. Así, hasta ese desenlace en el que sólo había espacio para un desahogo. El de este Boca bicampeón.