El Estadio Libertadores de América fue clausurado tras los graves hechos de violencia ocurridos durante el partido entre Independiente y Universidad de Chile por la Copa Sudamericana. El ministro de Seguridad de la Provincia de Buenos Aires, Javier Alonso, confirmó que el fiscal solicitó la clausura del recinto para realizar pericias, incluyendo el análisis de manchas de sangre en las tribunas.

Como consecuencia, Independiente no podrá disputar como local el encuentro previsto ante Platense por la sexta fecha del Torneo Clausura. El club deberá buscar una sede alternativa para ese compromiso.

Los incidentes comenzaron apenas iniciado el partido, cuando hinchas chilenos agredieron a los locales desde la tribuna Pavoni Alta. A pesar de que el encuentro fue suspendido a los dos minutos, la violencia continuó durante casi cuarenta minutos sin intervención policial. Posteriormente, integrantes de la barra de Independiente cruzaron el estadio y atacaron a los pocos simpatizantes visitantes que permanecían en el lugar.

El ministro Alonso responsabilizó a la Conmebol por no suspender el partido a tiempo y por impedir el ingreso de la Policía al estadio. Señaló que solo había cinco agentes de seguridad privada para controlar a 2600 personas en el sector visitante, y que la ubicación de los hinchas chilenos sobre los locales, sin barreras físicas ni presencia adecuada de seguridad, fue una decisión negligente.

Todos los hinchas chilenos detenidos fueron liberados, aunque identificados. Las causas judiciales seguirán su curso en Chile, donde se investigarán los daños al estadio y las lesiones provocadas.

Las autoridades provinciales advirtieron que los organizadores del evento deberán rendir cuentas ante la Justicia por no haber escuchado las recomendaciones de seguridad previas al partido. La tragedia pudo haber sido mucho más grave.