Muchos convictos en Ucrania prefieren las trincheras a la cárcel. ¿En qué se diferencia la movilización de presos en Ucrania y en Rusia?.
Desde el inicio de la movilización de presos en Ucrania, a mediados de mayo, uno de cada nueve de los aproximadamente 27.000 presos en las cárceles ha sido «liberado anticipadamente para participar directamente en la defensa del país», como se dice oficialmente.
Sin embargo, «libertad» no es exactamente la palabra adecuada para esos aproximadamente 3.000 hombres. Vigilados por la Guardia Nacional, primero son llevados a una oficina de reclutamiento para firmar un contrato con las fuerzas armadas. Desde allí, son conducidos al centro de entrenamiento militar donde se convertirán en soldados.
Despliegue al frente voluntario
Muchos de ellos querían servir en el frente desde el comienzo de la invasión a gran escala de Ucrania por parte de Rusia y se dirigieron a la administración penitenciaria, a las autoridades competentes, a diputados y a activistas de derechos humanos. Sin embargo, servir en las fuerzas armadas estaba prohibido para personas que habían sido condenadas a prisión o se hallaban en libertad condicional.
En los primeros meses tras el inicio de la guerra, varios centenares de hombres aún podían ser trasladados de la cárcel a los cuarteles porque sus casos aún no habían sido tratados por los tribunales. Pero luego cesó la movilización de presos.
Serhi Jonuschas, presidente de la Comisión Parlamentaria de Enjuiciamiento Criminal, afirma que, entonces, Yevgueni Prigozhin, fundador del «Grupo Wagner» ruso, acababa de empezar a reclutar delincuentes de las cárceles rusas. Además, el ministerio de Defensa ruso había formado las brigadas «Tormenta-Z», compuestas principalmente por presos.
Según Jonuschas, al principio también existían dudas éticas sobre la utilización de presos en el Ejército ucraniano. Sin embargo, a finales de mayo de 2024, se anunció un cambio en la ley en el patio de una prisión de la región de Kiev, que ahora también permite a Ucrania movilizar presos.
«En dos semanas, recibimos 4.564 solicitudes de convictos de todo el país. En total, es más de lo que habíamos previsto», afirma la viceministra de Justicia, Olena Wisozka.
No cualquiera es reclutado para el servicio militar
Se tarda aproximadamente una semana en examinar las solicitudes. Los médicos de la prisión descartan a los presos con lesiones y a los enfermos de VIH o tuberculosis. El hecho de que los presos sean aptos para el servicio militar depende también de los delitos por los que hayan sido condenados.
Tras acalorados debates, los parlamentarios de Kiev acordaron no aceptar en el Ejército a nadie que haya sido condenado por delitos contra la seguridad nacional, terrorismo, asesinato premeditado de dos o más personas, atentados contra agentes de Policía o personal militar, accidentes de tráfico con resultado de muerte por embriaguez, violencia sexual o delitos de corrupción especialmente graves.
Los oficiales de personal de las brigadas ucranianas visitan a los que no son descartados inmediatamente. Éstos recalcan repetidamente a DW la diferencia fundamental entre sus visitas y la movilización en las cárceles rusas. No se trata de incitar a los prisioneros a la guerra. Se trata más bien de encontrar voluntarios que hayan decidido conscientemente y por voluntad propia ir al frente.
Según el registro judicial, hasta el 18 de junio. se habían tramitado más de 2.800 solicitudes de presos, la mayoría de ellas aprobadas. El ministro de Justicia, Denis Maljuska, estima en 20.000 hombres el «potencial de movilización» de las cárceles ucranianas. Y no descarta que, en el futuro, se levanten algunas restricciones al reclutamiento por determinados delitos y que la ley se amplíe también a las mujeres condenadas.
DW