Le ganó a Frances Tiafoe, número 81 en el rancking de la ATP, por 6-3,6-4 y 6-3.
El partido no comenzó como Del Potro hubiera esperado. El umpire (el australiano John Blom) le aplicó un warning por haber demorado el saque inicial. Más allá de ese detalle inesperado, el argentino no se desenfocó. Al contrario. El set fue jugado con gran precisión y una velocidad infernal: ante cada latigazo de Del Potro, el norteamericano respondió todavía más fuerte. El público, agradecido. Peligroso y con el brazo muy suelto, Tiafoe contó con un break-point en el tercer game, pero el tandilense lo salvó con un poderoso saque abierto.
Poco a poco y con oficio, Del Potro se fue acomodando mejor, quebró el saque del rival en el sexto game (4-2) después de armar el punto pacientemente y sabiendo cuándo acelerar. Crispó el puño, observó hacia el rincón donde estaban su entrenador Sebastián Prieto y su kinesiólogo Diego Rodríguez. Tiafoe, ágil y con mucha pimienta, llegó a sacar a más de 215 km/h. Pero Del Potro, con tantas batallas encima, supo cómo apagar tanto fuego y, a los 35 minutos de juego, cerró el primer set por 6-3.
No podría haberse iniciado mejor el segundo parcial para el argentino, ya que le rompió el saque a Tiafoe (el próximo sábado cumplirá 20 años). La exigencia siguió siendo altísima. Hubo peloteos quirúrgicos y veloces, muchos de ellos en la red. Pero a medida que el set fue avanzando, Del Potro siguió dominando y ello le empezó a sacar confianza y coordinación al estadounidense. El hincha de Boca hizo un culto a la paciencia, jugó con la desesperación de su joven rival y se quedó con el segundo set: 6-4.
El último set se cocinó con los mismos condimentos. Un poco de inteligencia y potencia de Del Potro, con otro poco de ansiedad e ingenuidad de Tiafoe. El argentino quebró en el quinto game y se encaminó para la victoria, que terminó cerrando 6-3. Catorce aces, 84% de puntos ganados con el primer servicio y 40 winners fueron algunas de las valiosas estadísticas que consiguió el argentino.
La Nación