El impacto internacional de la guerra en Medio Oriente ya se hace sentir en el bolsillo de los argentinos. El conflicto elevó más de un 10% el precio internacional del barril de petróleo, lo que forzó a las petroleras locales a ajustar sus precios. Puma fue la primera en aplicar la suba en surtidores, y Shell se prepara para hacer lo mismo en las próximas horas.
El barril Brent, principal referencia para el mercado argentino, pasó de cotizar 63 dólares a 77 dólares durante junio. Este incremento empuja inevitablemente una suba en el precio de la nafta y el gasoil a nivel nacional.
Desde el sector privado explicaron que los márgenes de rentabilidad ya eran estrechos y que la situación se volvió insostenible sin una actualización. Las estaciones de servicio hablan de un aumento estimado del 5%, que se aplicará de forma gradual para evitar un conflicto directo con el Gobierno nacional, que monitorea de cerca el tema en medio de su estrategia contra la inflación.
La gran incógnita ahora es qué decisión tomará YPF. La petrolera de mayoría estatal concentra más del 50% del mercado y su política de precios suele marcar la pauta para el resto. Hasta el momento, YPF ha mostrado una actitud más conservadora en los aumentos: en lo que va del año, ajustó solo un 0,5% en el gasoil premium y un 7% en la nafta súper.
Esta diferencia de criterio le permitió ganar participación en el mercado, con precios hasta un 8% más bajos que los de otras marcas. Sin embargo, desde las compañías privadas advierten que existe un atraso de hasta el 18% en algunos productos, lo que presiona cada vez más hacia una suba generalizada.
En las próximas horas se espera que YPF defina su postura, en un contexto internacional que sigue alterando las variables del mercado energético local.