Un plan de ajuste fiscal más severo ha sido acordado entre el Gobierno argentino y el Fondo Monetario Internacional (FMI) con el objetivo de garantizar el cumplimiento de las metas económicas pactadas para 2025. Según lo estipulado, deberá ser alcanzado un superávit primario del 1,6% del Producto Bruto Interno (PBI), superior al 1,3% inicialmente previsto en el Presupuesto.
Para sostener este compromiso, serán aplicados nuevos recortes sobre los subsidios económicos y el gasto operativo del Estado, especialmente en aquellas áreas que aún no han sido eficientizadas. Este ajuste ha sido anticipado por el equipo económico como más exigente que el del año anterior, en parte debido a que no se contarán con ciertos ingresos extraordinarios percibidos en 2024, como el impuesto PAIS y la recaudación del paquete fiscal asociado a la Ley de Bases.
De acuerdo con el Ministerio de Economía, fue acumulado un superávit primario de $4,5 billones entre enero y marzo, y deberá ser elevado hasta los $6 billones al cierre de mayo para cumplir con la primera meta trimestral establecida con el FMI. Para ello, serán intensificados los controles del gasto público, con foco en la racionalización de partidas.
«El gasto primario será contenido, y sus prioridades serán modificadas», señaló el informe técnico del organismo internacional. Serán reducidos subsidios y mejorada la eficiencia en la administración pública, lo que permitirá compensar aumentos previstos en jubilaciones (por la fórmula de movilidad) y en la inversión pública.
Según cálculos oficiales, la eliminación del impuesto PAIS provocará una caída de ingresos equivalente al 1,1% del PBI, a lo que se suman otros 0,4% por conceptos también extraordinarios que no serán replicados en 2025. Para compensar esta pérdida, ha sido proyectado un recorte adicional del 0,6% del PBI en subsidios, 0,3% en impuestos a los combustibles y 0,2% en derechos de exportación.
Desde el FMI también fue advertido que, ante un posible aumento en la carga de intereses de la deuda, un superávit aún mayor podría ser requerido. “Será proyectado un superávit primario del 2,5% del PBI en el mediano plazo si el país retorna a los mercados internacionales de deuda”, afirmó el organismo.
El escenario económico para este año será condicionado por el ritmo de recuperación de la actividad y por la capacidad del Gobierno para continuar con el proceso de desinflación. «La reducción de la incertidumbre y el anclaje de expectativas serán factores decisivos», destacó un informe del Grupo SBS.
Así, mientras el Ejecutivo mantiene bajo reserva los detalles finales del plan para alcanzar el superávit del 1,6% del PBI, lo cierto es que serán aplicadas medidas de fuerte impacto fiscal que, en palabras del FMI, buscarán garantizar “la estabilidad macroeconómica y el ordenamiento de las cuentas públicas”.