El iceberg A23a, considerado el más grande del mundo, se dirige hacia la isla Georgia del Sur, poniendo en riesgo su delicado ecosistema. Este bloque de hielo, desprendido en 1986 de la plataforma Filchner-Ronne, cubre 3.672 kilómetros cuadrados y tiene una altura de 40 metros.
Su posible colisión con la isla preocupa a los expertos por el impacto en millones de pingüinos y focas. Si el iceberg queda atascado cerca de la costa, se podría bloquear el acceso de los pingüinos a sus zonas de alimentación, afectando su supervivencia.
El capitán Simon Wallace, del buque Pharos, alertó sobre los riesgos: «Hemos usado reflectores durante la noche; el hielo podría aparecer sin aviso«. Aunque el iceberg no se dirige directamente hacia la isla, las corrientes oceánicas podrían alterar su trayectoria próximamente.
Oceanógrafos monitorean de cerca su desplazamiento para evaluar el potencial daño ecológico. El ecosistema de la isla enfrenta una amenaza inminente si el iceberg no cambia de curso.