La Municipalidad inaugurará las obras de puesta en valor de la casa donde vivió el Obispo Colombres el 17 de mayo, en vísperas del Día Internacional de los Museos.
El Museo de la Industria Azucarera (MIA) «Casa Quinta Obispo Colombres» es uno de los tesoros del patrimonio histórico y arquitectónico de nuestra ciudad. Para ponerlo nuevamente en valor, la Municipalidad de San Miguel de Tucumán encaró un ambicioso plan de obras, que serán inauguradas este viernes 17 de mayo, a las 19 h, en vísperas del Día Internacional de los Museos.
“Hablamos mucho en cultura de recuperar la identidad de la ciudad y este museo tiene mucho que ver con eso, así que estamos muy felices de reabrir sus puertas”, destacó la secretaria de Cultura municipal, Soledad Valenzuela. Cabe recordar que en la antigua casona enclavada en el Parque 9 de Julio residió el Obispo José Colombres, quien en 1821 instaló allí el primer trapiche azucarero de la provincia. La casa es Monumento Histórico Nacional desde 1941.
“Esta casa tiene más de 200 años, es absolutamente representativa de Tucumán. Muchos no lo conocen, no saben la impronta histórica que tiene este lugar. Aquí funcionó el primer trapiche, acá les van a contar la historia cómo se hacía la molienda de la caña de azúcar. De verdad es parte de nuestra identidad”, expresó la funcionaria.
La restauración del MIA es parte de un plan de recuperación de los museos que dependen de la Municipalidad capitalina. “Cuando asumió la intendencia la doctora Rossana Chahla una de las primeras cosas que charlamos desde la Secretaría de Cultura era la necesidad de volver a poner en valor todos los museos, que cuando asumimos estaban en condiciones complicadas”, señaló.
Cabe destacar que durante la velada de inauguración se podrá disfrutar de una noche única al ritmo de “Los Primogénitos del Jazz”. Además, en el marco del Día Internacional de los Museos, el MIA se podrá visitar el sábado 18 y el domingo 19, de 9 a 13.30 h y de 14.30 a 18.30 h.
Detalle de las obras de restauración
“Hay un trabajo enorme que nos ha llevado cuatro meses de intenso trabajo diario, junto a las autoridades también de Patrimonio Histórico de la Nación que han venido y nos han explicado cómo tenía que ser este proceso”, indicó Soledad Valenzuela.
Una de las tareas más destacadas fue el destechado, limpieza, reparación y colocación de antiguas tejas conocidas como “musleras”. “Las tejas han vuelto a tener el color original y están todas. Hemos hecho un trabajo artesanal con la empresa que se dedicó a restaurarlos. Se hacen una por una y se usan los muslos de las personas para darle forma”, precisó la funcionaria.
“También se ha hecho toda la revalorización del entorno del trapiche que tiene más de 200 años como la casa, se trabajó sobre los pisos, se ha ploteado nuevamente todo lo que es el área de museo donde están los objetos de valor en vitrinas, se ha vuelto a trabajar sobre las luminarias, se puso en funcionamiento la fuente. Se hizo realmente una revalorización integral de todo el predio”, remarcó Valenzuela.
Las obras de puesta en valor incluyeron, además, la reconstrucción y tratamiento de las paredes originales de adobe; instalación de un sistema de riego por aspersión; restauración de las esculturas como los bueyes y la pareja zafrera, entre otras; refacción de los baños de acceso al público; limpieza y reparación de juntas de los ladrillos; pintura de la locomotora; restauración de las verjas del frente; limpieza de los drenajes de descargas pluviales; y reparación de las redes de agua subterráneas en todo el predio, entre otros trabajos.