Una vez más, el Jueves Santo fue conmemorado por el papa Francisco en una cárcel, a pesar de su frágil estado de salud. En esta ocasión, la ceremonia fue celebrada en la penitenciaría romana de Regina Coeli, donde el pontífice fue recibido por la directora del centro, Claudia Clementi, y por parte del personal penitenciario.
La visita no había sido confirmada previamente por la Santa Sede, ya que debía ser evaluado el estado de salud del papa, quien fue dado de alta el pasado 23 de marzo tras haber sido internado durante 38 días por una neumonía bilateral. Finalmente, su presencia fue posible y fue concretada a las 15:00 horas locales, cuando el pontífice arribó en un vehículo.
Un encuentro con cerca de 70 reclusos fue llevado a cabo dentro del penal, donde Francisco conmemoró la Última Cena con ellos, como parte del inicio del Triduo Pascual. Sin embargo, la misa Crismal en la basílica de San Pedro no fue oficiada por el papa esta mañana, por lo que dicha responsabilidad ha sido delegada a otros miembros del clero.
Desde su elección en 2013, la tarde del Jueves Santo ha sido dedicada por el papa a personas privadas de la libertad o en situación de vulnerabilidad, con excepción de los años afectados por la pandemia. En Regina Coeli ya había estado en 2018, y otras visitas previas han sido realizadas a instituciones como la cárcel de menores de Casal del Marmo (2013 y 2023), el centro de ancianos de Casalotti (2014), la prisión de Rebbibia (2015), y el centro de refugiados de Castelnuovo di Porto (2016), entre otros.
Durante esta Semana Santa, varias celebraciones serán presididas por cardenales en su lugar, como el Vía Crucis del Viernes Santo frente al Coliseo, que será dirigido por el cardenal Baldassare Reina, aunque los textos de las meditaciones han sido redactados por el propio pontífice.
Pese a su recuperación, algunas actividades han sido retomadas progresivamente por el papa. Ayer, se llevó a cabo su primera audiencia privada a un grupo desde su alta médica, cuando fue recibido en el Vaticano el equipo del hospital Gemelli. También se han realizado visitas discretas a las basílicas de San Pedro y Santa María la Mayor.
En sus apariciones más recientes, el pontífice ha sido visto sin los tubos de oxígeno, lo cual es considerado un signo alentador. Según fuentes vaticanas, la dependencia a la terapia respiratoria ha sido disminuida considerablemente.
Con estas acciones, el compromiso pastoral de Francisco ha sido reafirmado incluso en medio de su convalecencia, manteniéndose fiel a una tradición que ha marcado su papado desde el inicio.