Hay entrenadores que, en determinados momentos de la temporada, parecen perder la brújula. Y hoy, todo indica que Mariano Campodónico la extravió en San Martín. El “Santo” atraviesa una crisis de juego y resultados que preocupa, no solo porque las ilusiones de pelear arriba se desvanecen, sino porque el equipo empieza a mirar con miedo lo que antes parecía impensado: quedar fuera del Reducido.
La derrota contra Arsenal en La Ciudadela por 3-0 fue un golpe difícil de asimilar. No solo porque el rival es uno de los equipos más flojos de la tabla, sino porque San Martín llegaba obligado a ganar. No hacerlo significó reabrir viejas heridas y despertar fantasmas que parecían enterrados. El traspié dolió tanto por la forma como por el contexto: el “Santo” fue superado con una claridad alarmante y se quedó sin respuestas cuando debía mostrar carácter para sostener su candidatura.
Lejos de corregir el rumbo, el viaje a Munro terminó de encender las alarmas. Allí, Colegiales le asestó otro mazazo con un 2-0 que resultó lapidario. Ya no se trata de acercarse a la cima: ahora la preocupación es otra. San Martín está apenas a cuatro puntos de quedarse afuera de toda pelea por el ascenso. Lo que hasta hace algunas semanas era una carrera por alcanzar a Deportivo Madryn y Atlanta, se convirtió en un forcejeo desesperado por no caer del vagón de los que al menos disputarán el Reducido.
Campodónico intentó sorprender. Plantó un 4-3-1-2 con Juan Cuevas de enganche y la sorpresiva titularidad de Leonardo Monje, en la búsqueda de soltar a Matías García y darle más vuelo a la generación. Pero la apuesta nunca funcionó. Cuevas, incómodo, buscó opciones que no aparecieron; terminó recurriendo a disparos de media distancia que se fueron diluyendo en la tarde. Monje, falto de ritmo, no gravitó. Y García quedó desprotegido, más preocupado por la contención que por la creación.
La movida táctica también se trasladó a la defensa. La inclusión de Nahuel Cainelli por Federico Murillo en el lateral derecho no trajo el desborde esperado. Para colmo, ese sector terminó siendo el punto más débil. Cainelli se lesionó, San Martín quedó con uno menos y Colegiales no perdonó: Franco Zicarelli conectó un centro rasante para sellar el segundo tanto. Un error de planificación que costó carísimo.
En el mediocampo, apenas Ulises Vera se destacó por su entrega. Su despliegue, sin embargo, resultó insuficiente para frenar los avances del equipo de Leonardo Fernández, que encontró espacios a espaldas de una línea media desordenada. La impotencia se reflejó en la desesperación de algunos futbolistas: Aníbal Paz, de lo más voluntarioso en ataque, terminó expulsado por una fuerte infracción sobre Laureano Marra.
Arriba, la falta de gol se volvió a sentir con fuerza. Martín Pino, cada vez más ausente en las zonas de peligro, no logró gravitar. San Martín lo extraña y lo sufre. Ni las corridas de García ni los intentos aislados alcanzaron para torcer un destino que parecía escrito.
Los cambios tampoco modificaron el panorama. Los ingresos de Gonzalo Rodríguez, Alan Cisnero, Murillo, Mauro González y Gustavo Abregú -este último, la única buena noticia del día por su regreso tras una larga ausencia por lesión- no alcanzaron para reanimar a un equipo que ya había bajado los brazos.
Fuente: La Gaceta

