En una entrevista cargada de emoción, el doctor Roberto Ríos, padre de Gabriel Ríos, compartió su experiencia tras el grave accidente que sufrió su hijo durante un partido de la Liga Tucumana de Fútbol. Gabriel, joven futbolista con trayectoria en Atlético Tucumán, Boca Juniors y actualmente en Tucumán Central, sufrió un politraumatismo que lo dejó en coma grado 2 y lo llevó al quirófano, poniendo en riesgo su vida.
El doctor Ríos relató con detalle los momentos críticos vividos en el campo de juego y el traslado de su hijo, que demoró más de una hora por falta de logística adecuada. “No se lo deseo a nadie”, expresó con firmeza, destacando que la presencia de personal capacitado fue clave para salvar la vida de Gabriel. “Cada club debería tener su ambulancia, su enfermera capacitada y un desfibrilador”, agregó, haciendo un llamado urgente a las instituciones deportivas para que implementen protocolos de emergencia efectivos.

A pesar del dolor, el mensaje fue esperanzador. Gabriel se encuentra en proceso de recuperación: camina, habla, cocina y se reintegra socialmente. “Los médicos dicen que están viviendo un milagro”, contó su padre, emocionado por los avances que ha logrado su hijo en apenas once días desde la operación.
El doctor también destacó el acompañamiento de Tucumán Central, club al que Gabriel está profundamente vinculado. “Me arrodillo ante ese club”, dijo, agradeciendo especialmente a su presidenta, Soledad González, por su compromiso y humanidad. También recordó el paso de Gabriel por San Martín y Boca, y cómo su hijo ha sido parte de un recorrido deportivo que lo llevó incluso a Europa.

En cuanto a las autoridades, mencionó que algunos representantes se acercaron, pero no en nombre oficial de la Liga Tucumana de Fútbol. Este hecho, sumado a la falta de asistencia médica en el momento del accidente, pone en evidencia la necesidad urgente de revisar los protocolos de seguridad en los eventos deportivos. “La Dirección de Deportes, la Liga, la AFA tienen una obligación. No se trata de personas, sino de estructuras que deben actuar con responsabilidad”, señaló.
Además, denunció haber sido víctima de hostigamiento por parte de allegados al jugador involucrado en el impacto que sufrió Gabriel, y cuestionó la edición de un video que, según él, omite detalles clave del momento del accidente. “La verdad me libera”, afirmó, destacando que su único interés es que se garantice el bienestar de los deportistas.

El testimonio incluyó un emotivo agradecimiento al personal del Hospital Padilla, en especial al equipo de terapia intensiva, al servicio de emergencias del 107 y a una enfermera que lo acompañó en los momentos más difíciles. “Levanto mi mano al cielo y agradezco. Mi hijo está vivo, y eso es lo más importante”, dijo con la voz quebrada por la emoción.
Finalmente, el doctor Ríos compartió una reflexión sobre el fútbol como fenómeno social y económico, y la necesidad de estudiar su impacto con la misma seriedad que la medicina. “El fútbol da mucha plata, pero estamos hablando de salud. Y la salud no puede esperar”, concluyó.
Su mensaje, cargado de humanidad, fe y compromiso, deja una huella profunda y plantea un desafío urgente: construir un deporte más seguro, más justo y más humano.