Todavía es temprano para evaluar las repercusiones de la reciente inversión del vórtice polar, sin embargo, los investigadores ya han notado un incremento en los niveles de ozono en el Ártico.
El fenómeno conocido como vórtice polar, una vasta corriente de aire frío que rodea el Ártico, ha sufrido una importante alteración a principios de marzo, girando en sentido contrario a su habitual movimiento contrario a las agujas del reloj debido a un inesperado calentamiento atmosférico. Este acontecimiento ha provocado que los vientos se desplacen ahora hacia el este, lo que lleva a los científicos a evaluar las posibles repercusiones sobre el clima en los próximos meses.
Es importante señalar que tales inversiones en la dirección del vórtice no son fenómenos raros. De hecho, el presente cambio no constituye el primer evento de su tipo en el año en curso, aunque su magnitud ha generado especial atención.
Históricamente, las perturbaciones en el comportamiento del vórtice polar han sido responsables de descensos de temperatura extremos y tormentas severas en vastas regiones de Estados Unidos. No obstante, la situación actual no parece indicar la inminencia de un evento de enfriamiento extremo similar. Lo que sí ha surgido como consecuencia directa de este cambio es un incremento récord en los niveles de ozono sobre el Polo Norte.
Calentamiento súbito de la estratosfera
Según explica la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA),la actual inversión del vórtice polar se debe a un calentamiento súbito de la estratosfera (SSW, por sus siglas en inglés), un fenómeno estimulado por las denominadas ondas de Rossby, que, al ejercer presión hacia arriba, debilitan el vórtice y dispersan el aire frío. Durante estos eventos, las temperaturas estratosféricas pueden ascender hasta 50 grados Celsius en cuestión de días.
El vórtice polar
El vórtice polar se caracteriza por ser una extensa masa de aire frío y de baja presión que gira alrededor del Ártico, modulando su intensidad y presencia con las estaciones, fortaleciéndose en invierno y disminuyendo en verano.
Este fenómeno, que alcanza velocidades de hasta 250 km/h, equivalentes a un huracán categoría 5, juega un rol crucial en las condiciones climáticas de las latitudes septentrionales. Durante el verano, el vórtice muestra una desaceleración en sus vientos, que empiezan a moverse también hacia el este, siguiendo la dirección de las agujas del reloj alrededor del Ártico.
La NOAA ha descrito el evento de este marzo como una de las seis inversiones más pronunciadas registradas desde 1979, enfatizando su carácter excepcional. Aunque los vientos comienzan a mostrar señales de desaceleración, indicando una probable vuelta a la normalidad del vórtice.
Descenso masivo de la temperatura
Las perturbaciones en el vórtice pueden provocar alteraciones climáticas en lugares como los Estados Unidos, como sucedió en 2019, cuando un intenso frío azotó el Medio Oeste. Estos cambios extremos en el clima se producen cuando el vórtice deforma la corriente en chorro, exponiendo a latitudes más bajas a intensas corrientes de aire frío del Ártico.
Aunque la perturbación de este mes no alteró significativamente la forma de la corriente en chorro, no se anticipan grandes impactos en los patrones climáticos, según Spaceweather.com.
Pico temporal de ozono
Aun así, un aspecto notable de este episodio ha sido el aumento temporal en los niveles de ozono alrededor del Ártico, resultado directo del cambio de temperatura. Este fenómeno, que se contrapone a la formación de un agujero de ozono, marca el pico más alto de ozono ártico jamás registrado para un mes de marzo, aunque se espera que los niveles retornen a su estado normal una vez el vórtice se estabilice.
En definitiva, el reciente giro inesperado del vórtice polar, uno de los más notables hasta la fecha, no provocó grandes alteraciones climáticas. Sin embargo, mirando hacia adelante, el calentamiento global arroja dudas sobre cómo este fenómeno podría evolucionar.
DW, Felipe Espinosa Wang con información de NOAA, Spaceweather.com y Space.com