En una entrevista reciente, en el programa «Mil disculpas » conducido por Ingrid Brito y José Sbrocco, el dirigente peronista Enrique Romero analizó con crudeza la situación política y social de Argentina, criticando tanto al gobierno nacional de Javier Milei como a las gestiones provinciales en Tucumán. Durante la charla, Romero abordó temas como la economía, la pérdida de fuentes laborales y la falta de proyectos de desarrollo integral, trazando un panorama que calificó de «muy complicado».

Una economía en caída libre

Romero expresó su preocupación por los indicadores económicos tras el primer año de gestión de Milei, destacando que 17.000 pymes han cerrado, 250.000 puestos de trabajo se han perdido y sectores clave como la construcción y la industria han registrado caídas del 24% y 7% respectivamente.

«Gobierna para la casta financiera y económica, no para el pueblo argentino«, afirmó, trazando paralelismos entre el ascenso de Milei y el de líderes autoritarios en la historia mundial.

El dirigente también criticó los fuertes aumentos en los precios de bienes esenciales como la nafta, la leche y la carne, sumado al encarecimiento de servicios básicos. Para él, estas políticas solo agravan la exclusión social y económica, dejando a 25 millones de argentinos fuera del sistema.

Tucumán: un justicialismo sin alma

A nivel provincial, Romero se mostró igualmente crítico, señalando la falta de proyectos concretos en infraestructura y desarrollo.

«No se habla del dique Potrero Las Tablas, del tren bioceánico o de la autopista Las Termas», subrayó, cuestionando la gestión del gobernador Osvaldo Jaldo y la conducción del Partido Justicialista en Tucumán.

Según Romero, el justicialismo provincial se ha convertido en una «cáscara vacía» sin capacidad para articular respuestas frente a las demandas sociales.

«Hoy el partido está cerrado, confundiendo partido con gobierno, sin expresar la rebeldía de la verdad ni la rebelión contra la injusticia», sentenció.

Crisis política y falta de autocrítica

En el ámbito nacional, destacó la debilidad parlamentaria del gobierno y la falta de acuerdos estratégicos con otros sectores políticos. También señaló una crisis de identidad en los partidos tradicionales, que han perdido conexión con sus bases.

«Hoy hay opositores, pero no hay oposición», comentó.

El dirigente no ahorró críticas hacia la gestión de Cristina Fernández de Kirchner al frente del PJ, acusándola de usar el partido como una herramienta para buscar fueros y evitar causas judiciales.

«El país necesita proyectos, pero la gente sigue votando personas, no ideas. Y mientras eso no cambie, seguiremos en esta espiral de crisis«, concluyó.

Un futuro incierto

Para Romero, la falta de planificación y liderazgo puede llevar al país a una situación de caos similar a la del 2001, aunque con características propias.

«Si no se prepara para conducir el desorden, Argentina enfrentará un estallido social», advirtió.

A pesar de sus duras críticas, Romero se mostró dispuesto a seguir alzando su voz como militante peronista, dejando en claro que no teme ser polémico.

«La política hoy está confundida con la plata, pero mi compromiso sigue siendo con la gente y con los ideales que alguna vez nos unieron como movimiento».