El piloto argentino Franco Colapinto completó una destacada actuación en el mítico circuito callejero de Montecarlo, al finalizar en el 13° lugar del Gran Premio de Mónaco. Al mando del A525 de Alpine, Colapinto sorteó una competencia exigente, en la que supo sacar provecho de cada incidente y movimiento estratégico para avanzar desde el fondo de la grilla.
El inicio fue complicado: el argentino largó desde el puesto 18, pero ya en las primeras vueltas demostró determinación. Beneficiado por algunas salidas a boxes y errores ajenos, comenzó a escalar posiciones con firmeza. La bandera amarilla provocada por el accidente del brasileño Bortoleto marcó uno de los primeros giros clave de la competencia. Luego, una serie de abandonos —entre ellos el del español Fernando Alonso por problemas de potencia— allanaron el camino para que Colapinto se ubicara en zona media.
La estrategia también jugó un papel fundamental. La normativa del GP de Mónaco exige al menos dos paradas en boxes, y Franco las cumplió sin inconvenientes, manteniéndose siempre en ritmo competitivo y sin cometer errores.
A lo largo de la carrera, el ambiente en Montecarlo dejó una postal inolvidable: desde las tribunas se escuchó el cántico «Olé, olé, olé, olé, Franco, Franco», dejando en claro que el argentino ya conquistó una parte del corazón del público europeo. Su avance hasta el 13° puesto fue celebrado como un gran paso en su adaptación a la máxima categoría del automovilismo mundial.
En la punta, el británico Lando Norris se consagró como el gran ganador de la jornada. Aprovechó una parada clave de Verstappen y consolidó un fin de semana perfecto para McLaren, que se va de Mónaco con una victoria contundente y un auto que cada vez se muestra más competitivo.
Para Colapinto, el balance es más que positivo. Su desempeño sólido, su capacidad para sortear una carrera de alta complejidad y la calidez del público, reafirman su lugar en la Fórmula 1 y alimentan las expectativas de los fanáticos argentinos de cara a las próximas fechas.

