La Fundación Humanitaria de Gaza (GHF), una organización respaldada por Estados Unidos e Israel, anunció el cierre temporal de sus centros de ayuda en la Franja de Gaza tras una serie de ataques que dejaron decenas de muertos en las inmediaciones de sus instalaciones.
La decisión fue tomada luego de que el ejército israelí advirtiera que las rutas hacia los puntos de distribución eran consideradas “zonas de combate”. Los cierres se atribuyeron oficialmente a trabajos de renovación y mejoras operativas, aunque el contexto de violencia generó un fuerte repudio internacional.
Según la Defensa Civil de Gaza, al menos 48 personas murieron este miércoles como consecuencia de bombardeos israelíes, entre ellas 14 víctimas en un ataque directo a una tienda de campaña que albergaba desplazados. Un día antes, otras 27 personas fallecieron cuando soldados israelíes abrieron fuego en las inmediaciones de un centro de distribución de GHF en el sur del enclave.
Estos episodios generaron duras críticas por parte de las Naciones Unidas y del gobierno británico. El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, y el Reino Unido solicitaron una investigación urgente e independiente. Volker Türk, Alto Comisionado para los Derechos Humanos, incluso denunció posibles crímenes de guerra.
El ejército israelí señaló que los soldados efectuaron “disparos de advertencia” contra personas sospechosas y anunció que los hechos están siendo investigados. No obstante, las cifras de víctimas siguen en aumento: 31 personas murieron el fin de semana pasado en circunstancias similares, en la misma zona cercana a Rafah.
La ONU advirtió que, pese a una reciente flexibilización del bloqueo israelí, toda la población de Gaza continúa en riesgo de sufrir hambruna. Mientras tanto, GHF prevé reanudar sus operaciones en las próximas horas, pese a la fuerte polémica que rodea sus actividades y la falta de transparencia en su financiamiento.

