La victoria de Terence “Bud” Crawford sobre Canelo Álvarez en Las Vegas fue el resultado de una preparación física meticulosa, diseñada por su entrenador de fuerza y acondicionamiento, Chet Fortune. El enfoque combinó ciencia del deporte, métodos clásicos del boxeo y protocolos personalizados que optimizaron cada aspecto del rendimiento del púgil estadounidense.
Entrenamiento de contraste: clave de la potencia
Uno de los pilares del programa fue el entrenamiento de contraste, una técnica que alterna ejercicios de fuerza máxima con movimientos explosivos. Crawford ejecutó secuencias como empuje de trineo pesado seguido de sprints con banda de resistencia, buscando activar la potenciación postactivación (PAP), un fenómeno que mejora la capacidad muscular tras un esfuerzo intenso.

Este método, basado en los estudios del científico deportivo Yuri Verkoshansky, se enfoca en el desarrollo de piernas y caderas, fundamentales para generar potencia en el boxeo.
Campamento estructurado y personalizado
El entrenamiento físico se integró en un esquema diario que incluía sesiones de boxeo, acondicionamiento y fuerza. Cuatro veces por semana, Crawford dedicó noventa minutos exclusivamente al trabajo físico, con ejercicios de movilidad, estiramientos, y rutinas con barras, mancuernas y pesas rusas. Además, se incorporaron ejercicios específicos para el torso y el cuello, junto con sparring, trabajo en saco, carrera, natación y bicicleta estática de alta intensidad.

Fortune destacó la importancia de adaptar el entrenamiento a las necesidades diarias del atleta, señalando que no existe una fórmula universal para el boxeo de alto rendimiento.
La cuerda: tradición y ciencia aplicada
A pesar de los avances tecnológicos, el salto con cuerda sigue siendo un componente esencial en la preparación de Crawford. Este ejercicio activa los mismos grupos musculares que se utilizan en el ring, mejora la movilidad, fortalece piernas y caderas, y permite mantener la capacidad de generar fuerza en cualquier momento.
El salto con cuerda también estimula la coordinación motora, la resistencia cardiovascular y la neuroplasticidad, especialmente cuando se incorporan variantes como dobles saltos o cruces. Estudios recientes han demostrado que este tipo de entrenamiento mejora el rendimiento en acciones explosivas, la capacidad de salto y la fuerza reactiva.

Resultados visibles en el cuadrilátero
La preparación física de Crawford permitió que llegara al último asalto con la misma energía que al primero. Su rendimiento constante, su capacidad de reacción y su potencia sostenida fueron producto de un enfoque integral que combinó ciencia, disciplina y tradición. Esta victoria no solo reafirma su lugar en la élite del boxeo mundial, sino que también destaca el valor de una preparación física rigurosa y personalizada.

