En la Iglesia Catedral se realizó el acto religioso por los 339 años del traslado de la ciudad de San Miguel de Tucumán desde Ibatín. La liturgia estuvo a cargo del arzobispo tucumano, Carlos Sánchez, y participaron el gobernador y vicegobernador, Osvaldo Jaldo y Miguel Acevedo, ministros de la Provincia, concejales capitalinos y miembros del Gabinete municipal, entre otras autoridades.
En presencia de las máximas autoridades de la Provincia, gobernador Osvaldo Jaldo y vicegobernador Miguel Acevedo, la intendenta Rossana Chahla encabezó este domingo por la mañana el acto religioso por los 339 años del traslado de la ciudad San Miguel de Tucumán desde Ibatín. La misa tuvo lugar en la Iglesia Catedral y fue presidida por el arzobispo de la Arquidiócesis tucumana, monseñor Carlos Sánchez.
Participaron también de la liturgia los ministros provinciales Luis Medina Ruiz (Salud) y Susana Montaldo (Educación); los legisladores Hugo Ledesma y Walter Berarducci; los concejales Carlos Arnedo, Ernesto Nagle y José María Franco; y miembros del Gabinete municipal.
A su vez, decenas de vecinos y fieles acompañaron la misa desde las afueras de la catedral, en Plaza Independencia, aguardando hasta el final para poder interactuar con la jefa municipal y autoridades provinciales y municipales. La musicalización de la jornada estuvo a cargo de la Banda de Música Municipal.
Al finalizar la misa, la intendenta y su gabinete visitaron el Museo de Arte Sacro, lugar que guarda la historia de la primera imagen conocida del santo patrono de la ciudad, San Miguel Arcángel.
Al finalizar el acto religioso, la intendenta Chahla agradeció a los vecinos por el acompañamiento y se comprometió a seguir trabajando para llevar soluciones a cada uno de los barrios que componen la ciudad capital. “Quiero agradecer a la gente, a cada vecino, a cada uno que nos acerca sugerencias de cómo seguir mejorando nuestra ciudad”, señaló la alcaldesa y agregó: “También vinimos a pedir a nuestro santo patrono que proteja a todos nuestros vecinos, a nuestra ciudad, a toda la Argentina, porque necesitamos que el pueblo argentino viva mejor”.
En este sentido, Chahla reafirmó su compromiso por “trabajar incansablemente como lo vengo haciendo para que podamos tener espacios públicos mejores, más caminos saneados, que llegue el transporte a la gente y solucionar las necesidades de los vecinos”.
Por su parte, el gobernador Osvaldo Jaldo indicó que “queríamos acompañar a la señora intendenta, a los concejales y desearles muchas felicidades a todos los vecinos de San Miguel de Tucumán”. Y agregó: “Reasumimos el compromiso de trabajar con nuestra señora intendenta, con los señores concejales y fundamentalmente con todos los tucumanos que viven en esta jurisdicción”.
Por último, el vicegobernador Miguel Acevedo agradeció la invitación y pidió por todos los vecinos de la capital: “Dios nos ilumine para que podamos seguir construyendo una ciudad como la que todos queremos, hemos venido a orar y pedir por todos los tucumanos y tucumanas, por todos los capitalinos”. Y finalizó: “Este no es un festejo de las autoridades, es un festejo de todos los que viven en San Miguel de Tucumán; entre todos vamos a construir la ciudad que queremos”.
Segunda fundación de San Miguel de Tucumán
En 1685, San Miguel de Tucumán fue trasladada desde su emplazamiento original en Ibatín, fundado en 1565 por Diego de Villarroel, hacia su ubicación actual. La ciudad, en su sitio inicial al pie del cerro Aconquija, sufría de varios problemas que afectaban gravemente a su población. Las crecidas del río Pueblo Viejo, sumadas a las enfermedades provocadas por la insalubridad del lugar, así como los constantes ataques indígenas, hicieron insostenible la vida en Ibatín.
El traslado fue promovido por el entonces gobernador de Tucumán, Fernando de Mendoza y Mate de Luna, quien buscaba garantizar un entorno más favorable para el desarrollo de la ciudad. La nueva ubicación, al este del río Salí, ofrecía mejores condiciones climáticas, tierras más fértiles para la agricultura y una mayor facilidad de defensa ante posibles amenazas.
El proceso de reubicación no fue sencillo. Implicó el traslado de las estructuras principales, como la iglesia y las viviendas, además de la organización social y política de la ciudad. Las autoridades y la mayor parte de la población se movilizaron para reconstruir la ciudad en el nuevo sitio. Este cambio fue fundamental para el desarrollo económico y social de San Miguel de Tucumán, que se consolidó como un centro comercial y político clave en el norte del Virreinato del Río de la Plata.