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Ozempic, el botín de las bandas criminales en Brasil: cómo la fiebre por adelgazar desató una ola de robos

La creciente obsesión por los tratamientos para la pérdida de peso en Brasil ha dado paso a un nuevo mercado delictivo. Farmacias asaltadas a mano armada, camiones de distribución interceptados y fraudes en línea forman parte de un fenómeno alarmante: la ola de robos de Ozempic y otros fármacos similares, impulsada por el auge de estos medicamentos y su elevado costo.

Un negocio lucrativo para el crimen organizado

Ozempic, Wegovy y Saxenda, conocidos por su efectividad para la pérdida de peso, han pasado de ser fármacos para la diabetes a productos estrella en el mercado del bienestar. Su popularidad ha sido impulsada por figuras públicas y celebridades brasileñas que, a través de redes sociales, promovieron sus efectos adelgazantes. La demanda explotó, pero también lo hicieron los delitos vinculados a su comercialización.

La ciudad de São Paulo, el epicentro financiero del país, se ha convertido en un blanco para las bandas organizadas. Según datos de la Policía de São Paulo, los robos a farmacias con sustracción de estos medicamentos aumentaron de un solo caso en 2022 a 39 en lo que va de 2024. Sin embargo, los expertos advierten que la cifra real podría ser aún mayor, ya que muchas denuncias no detallan qué productos fueron sustraídos.

David Fernando, farmacéutico de 36 años, vivió en carne propia esta crisis cuando un hombre armado irrumpió en su tienda en el centro de São Paulo. “Me pidió dinero y, de inmediato, los medicamentos del refrigerador”, relató. Su farmacia ya había sido asaltada dos veces antes, siempre con Ozempic como objetivo principal.

El costo del medicamento lo convierte en una presa fácil para los delincuentes. Con precios que oscilan entre 700 y 1.100 reales (aproximadamente entre 120 y 190 dólares), su valor contrasta con el ingreso mensual promedio en Brasil, que ronda los 300 dólares. Este desbalance ha generado un mercado negro en el que las dosis robadas se revenden a precios reducidos o se falsifican para su comercialización ilegal.

Del asalto a la farmacia al fraude digital

Las tácticas de los criminales no se limitan a robos con violencia. Las autoridades han detectado redes que trabajan en conjunto con empleados de empresas de transporte para interceptar camiones de distribución. Pedro Ivo Corrêa dos Santos, jefe del Departamento de Investigación Criminal de São Paulo, advierte que la estructura delictiva detrás de estos robos es cada vez más sofisticada. “El robo de Ozempic ha generado una demanda creciente que atrae a grupos organizados con un alto poder de operación”, afirmó.

Otra modalidad en auge es el fraude en compras online. A través de aplicaciones de delivery, los delincuentes simulan pedidos legítimos, reciben el paquete y luego lo devuelven con el contenido cambiado por versiones falsificadas. Esta práctica pone en riesgo tanto a farmacias como a consumidores, quienes pueden terminar adquiriendo productos adulterados sin eficacia médica y potencialmente peligrosos.

Un problema más allá del crimen: salud, desigualdad y obsesión por la imagen

El fenómeno no es exclusivo de Brasil. En ciudades como Michigan (EE.UU.) y Santiago de Compostela (España), se han registrado casos similares de robos de estos fármacos. Sin embargo, el caso brasileño destaca por la magnitud del problema y su vínculo con una crisis social más profunda.

Con un 24% de los adultos en las grandes ciudades brasileñas afectados por obesidad, según el Ministerio de Salud, la demanda de medicamentos para adelgazar no deja de crecer. Sin embargo, su elevado precio hace que solo una parte de la población pueda acceder a ellos legalmente, lo que alienta el mercado negro.

Las farmacias han tomado medidas extremas para protegerse. Algunas han retirado Ozempic de sus estanterías, mientras que otras han contratado seguridad privada. Wilson Martins, gerente de una farmacia en el oeste de São Paulo, decidió dejar de vender el medicamento. “Si alguien me pregunta por Ozempic, les digo que no lo tenemos. Así evitamos problemas”, explicó. Aun así, mantiene un machete detrás del mostrador, por si los ladrones deciden intentarlo de nuevo.

¿Cuándo terminará la fiebre del Ozempic?

El panorama podría cambiar en 2026, cuando expira la patente del principio activo de Ozempic, la semaglutida. La llegada de versiones genéricas reduciría los precios y, con ello, la rentabilidad del mercado negro. Sin embargo, hasta que eso ocurra, las farmacias de São Paulo siguen en alerta, enfrentando una batalla que no es solo contra el crimen organizado, sino contra una sociedad atrapada entre la desigualdad económica y la búsqueda de una solución rápida para el sobrepeso.

Elis Regina Peixoto, gerente de una farmacia que hasta ahora ha escapado de los robos, se aferra a la fe para evitar ser la próxima víctima. “En el nombre de Jesús, no seremos robados”, dice con esperanza. Pero mientras el mercado de Ozempic siga siendo un negocio millonario, las farmacias brasileñas continuarán en la mira de las bandas criminales.

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