Conocido ahora como León XIV, el nuevo pontífice es un agustino con raíces latinas, un perfil moderado y una historia marcada por el servicio en las periferias.
El nuevo papa León XIV, antes conocido como Robert Francis Prevost, se convirtió en el
Prevost, de 69 años, nació en Chicago en 1955 en una familia de raíces franco-italianas y españolas. Hijo de Louis Marius Prevost, veterano de la Segunda Guerra Mundial y educador, y de Mildred Martinez, cocinera de ascendencia española, creció en un entorno de fe que marcó su camino vocacional. “Como mi mamá era una cocinera muy buena, frecuentemente nos visitaban los sacerdotes”, recordó en una entrevista reciente.
Ingresó a la Orden de San Agustín en 1977 y fue ordenado sacerdote a los 26 años. En 1985 inició su misión en Perú, donde trabajó en regiones como Trujillo, Iquitos, Apurímac y Chiclayo. En 2014, el papa Francisco lo designó obispo de esta última diócesis, y en enero de 2025 fue nombrado prefecto del Dicasterio para los Obispos.
Un perfil con vocación latinoamericana
Políglota y con sólida formación en matemáticas, filosofía y teología, Prevost habla español, francés, portugués, italiano, y lee en latín y alemán. Su perfil refleja los valores impulsados por Francisco: una Iglesia cercana a las periferias, misionera y con fuerte sensibilidad social. Por eso, al asumir como papa, el diario La Repubblica lo definió como “el menos estadounidense de los estadounidenses”.
Discurso de unidad y paz
Desde el balcón de San Pedro, León XIV ofreció un primer discurso conciliador, pidiendo a los fieles que “recen por esta misión y por la paz en el mundo”. Habló de tender puentes mediante el diálogo y de avanzar unidos sin miedo. También saludó en español a su “querida diócesis de Chiclayo”, donde fue obispo durante una década.
Desafíos y controversias
El nuevo papa llega con una reputación de moderado, clave en un contexto de divisiones internas dentro de la Iglesia. Deberá afrontar la crisis de vocaciones, la secularización global y la necesidad de profundizar las reformas iniciadas por Francisco, en especial en materia de transparencia y lucha contra el abuso clerical.
Justamente, algunos medios internacionales mencionaron acusaciones de encubrimiento de abusos durante su paso por Chiclayo, aunque la diócesis peruana negó rotundamente esos señalamientos.
Un pastor cercano
El sacerdote Juan de Dios Rojas, que trabajó junto a él en El Callao durante la pandemia, lo definió así: “Es un hombre bueno hasta con los malos. Busca por todos los medios llegar a la gente necesitada”. Su compromiso con la justicia, el medio ambiente y las víctimas de abusos marcan la continuidad de la visión de Francisco, pero con sello propio.