Recientemente, una protesta de taxistas en la capital argentina reactivó el intenso debate sobre cómo regular las plataformas digitales de transporte, como Uber y otras aplicaciones. Los trabajadores del volante exigen que estos servicios operen bajo un marco legal similar al de los taxis tradicionales, con controles, seguros y obligaciones fiscales, para garantizar mayor seguridad y transparencia a los usuarios.
Los taxistas alegan que muchos pasajeros no saben quién maneja su vehículo ni si cuenta con los permisos y seguros necesarios. Además, denunciaron que en el último año perdieron aproximadamente el 60% de su rentabilidad, afectando profundamente su sustento y reparaciones vehiculares. Esta situación ha llevado a que los concejales de la ciudad se comprometan a tratar de regular estos servicios en los próximos meses.
Desde el ámbito político, los ediles buscan formalizar y permitir que conductores de autos particulares puedan trabajar en plataformas legales, promoviendo una convivencia entre taxis tradicionales y servicios digitales. Argumentan que una regulación moderna y flexible puede mejorar la calidad y los precios del transporte, además de brindar mayor libertad de elección a los usuarios.
No obstante, existen diferencias respecto a cómo adaptar las normativas existentes. Algunos sostienen que las leyes actuales, como la ordenanza 3.713, están obsoletas y no reflejan la realidad de las plataformas tecnológicas. Por ello, proponen modificar o crear nuevas normativas que regulen en profundidad aspectos clave como seguros, licencias, tributos y control operativo.
El debate también cuenta con voces que alertan sobre los riesgos de una regulación insuficiente, que pueda dejar fuera a los taxistas tradicionales o poner en peligro la seguridad de los pasajeros. El consenso parece centrarse en la necesidad de establecer un marco que asocie la competencia leal, garantice la seguridad y use tecnologías modernas para beneficiar tanto a conductores como a usuarios.
En este contexto, la intendenta Rossana Chahla expresó su voluntad de que todos los sistemas, incluyendo taxis y plataformas particulares, puedan convivir en un sistema regulado y participativo. Se busca que los taxistas puedan integrarse en estas plataformas, aumentando oportunidades laborales y mejorando la calidad del servicio.
El camino hacia una regulación efectiva y moderna aún está en discusión, pero claramente el foco está puesto en encontrar soluciones que beneficien a todos los actores del transporte, con un fuerte énfasis en la protección del usuario y un mercado más competitivo y transparente.