El reciente robo en el Museo del Louvre una banda delictiva logró sustraer varias piezas de la colección de la corona francesa

El experto en protocolo y ceremonial Rubén Gavaldá, el valor de lo robado es “incalculable”, no por lo materialidad, sino por la carga simbólica y patrimonial que representan. “Se vulneró la seguridad de un lugar supuestamente inviolable”, afirmó en LN+, y agregó que el robo podría haber contado con complicidad interna. Entre las piezas que no fueron sustraídas se encuentra la corona de Luis XV, que contiene un diamante de 140 kilates.

La fiscal de París, Laure Beccuau, estimó el valor económico de las joyas robadas en 88 millones de euros, aunque aclaró que su importancia histórica para Francia no puede ser cuantificada. En la investigación participan cerca de 100 agentes, y se están analizando huellas encontradas en el lugar.

Respecto a la posibilidad de vender las joyas, Gavaldá explicó que cada pieza está inventariada y es trazable, lo que dificulta su comercialización legal. En el mercado negro, sin embargo, esa trazabilidad se pierde, aunque desarmar las joyas para venderlas por partes sería un error irreversible. “Quizás podamos esperar que piensen en esto y no destruyan estas joyas sin sentido”, expresó Beccuau.

El robo no solo plantea interrogantes sobre la seguridad en instituciones culturales, sino que también refleja, según Gavaldá, el clima social y político que atraviesa Francia. La comparación con el incendio de Notre Dame resuena como un llamado de atención: cuando se daña el patrimonio, se hiere también la memoria colectiva.