La ruta provincial 338, que conecta Yerba Buena con San Javier, es una de las vías más transitadas de Tucumán, tanto por automovilistas como por ciclistas y corredores que la eligen para entrenar. Sin embargo, su estado de deterioro constante, la escasa señalización y la falta de controles viales han convertido el trayecto en un punto crítico para la seguridad vial.
El camino es una de las principales puertas de entrada a las Yungas tucumanas, con paisajes imponentes y un recorrido que atraviesa San Javier, Villa Nougués y se extiende hasta la ruta nacional 157. No obstante, las fallas en el mantenimiento, los parches de asfalto y las banquinas cubiertas de maleza han generado preocupación entre quienes lo transitan a diario.
Un peligro para automovilistas y ciclistas
El pavimento irregular obliga a esquivar pozos, mientras que la falta de señalización hace que el trayecto sea aún más riesgoso en días de lluvia o neblina. “Desde la Primera Confitería, las curvas son más peligrosas. El tramo entre el kilómetro 5 y el 7, donde se encuentra La Virgen, es especialmente riesgoso porque está junto al barranco del arroyo del parque. Muchos conductores se confían y adelantan sin medir las consecuencias”, advirtió Martín Merino, profesor de actividades en zonas agrestes.
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Los ciclistas, que frecuentan la ruta para entrenar, enfrentan riesgos constantes. “En días de lluvia o neblina, no hay señalización y se vuelve peligroso, sobre todo para quienes no la conocen”, afirmó Mariana Elina, ciclista habitual. Sebastián, quien recorre la zona tres veces por semana en bicicleta, alertó sobre el mal estado del camino: “Hoy pinché dos veces por las piedras sueltas. Hay baches sin tapar y el pavimento está roto”.
Controles y falta de iluminación
El oficial principal Ignacio Medina, jefe de la comisaría de El Corte y San Javier, explicó que la policía realiza controles preventivos y recorridos en moto, además de trabajar junto a la Dirección Provincial de Vialidad para alertar sobre derrumbes o árboles caídos. “Recomendamos reducir la velocidad, sobre todo en días de lluvia o neblina, y a los ciclistas y peatones les pedimos que usen cascos, equipos de seguridad y luces para ser visibles”, señaló.
Sin embargo, los vecinos reclaman mejoras en la infraestructura y más iluminación. Mercedes, quien vive con su familia frente a la Primera Confitería, expresó su preocupación: “El mantenimiento de la ruta podría estar mejor, pero nos dijeron que no hay mucho personal. Necesitamos más luz porque de noche se vuelve muy peligroso”.
Un camino con historia, pero sin soluciones
La ruta 338 comenzó a construirse en 1937, durante la gobernación de Miguel Campero, con el objetivo de conectar San Javier con la ciudad. Sin embargo, desde sus inicios sufrió problemas estructurales, como el famoso desnivel de dos metros que dio origen a “El Rulo”, una curva cerrada que en 2023 fue reemplazada por un puente de hormigón.
A pesar de estas obras, los problemas persisten. La falta de señalización adecuada, la convivencia peligrosa entre ciclistas y automovilistas, y la ausencia de controles efectivos generan un riesgo constante de accidentes.
El trágico accidente que reavivó la preocupación
El jueves al mediodía, la ruta 338 fue escenario de una nueva tragedia vial. A la altura del kilómetro 5, un Ford Fiesta perdió el control y cayó por un barranco. Olga Amelia Castillo, de 66 años, murió, mientras que los otros tres ocupantes del vehículo sufrieron graves heridas.
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El conductor, Alejandro Ruiz, de 23 años, abandonó el hospital sin alta médica horas después del accidente. María de los Ángeles Rivadeneira, de 20 años, permanece en terapia intensiva con lesiones en el hombro, costillas y pulmón, mientras que Lindor Rodríguez, de 78 años, sigue internado con pronóstico reservado.
El siniestro ocurrió en condiciones de llovizna y neblina, lo que resalta aún más la necesidad urgente de mejoras en la seguridad de la ruta.
Una propuesta para reducir los riesgos
Desde la organización Meta Bici, su presidente, Matías Galindo, propuso una iniciativa para mejorar la convivencia entre vehículos y ciclistas. “Planteamos la posibilidad de que haya un horario exclusivo para bicicletas, como sucede en otras partes del mundo. Esto permitiría concentrar la circulación en determinados momentos y reducir los riesgos”, explicó.
Mientras tanto, los reclamos de vecinos y deportistas siguen en pie: señalización, iluminación, controles viales y respeto entre quienes transitan la ruta. Hasta que se implementen soluciones concretas, la ruta 338 continuará siendo una trampa peligrosa para quienes la recorren cada día.