Después de años de reclamos vecinales y múltiples accidentes, el cruce entre San Juan y Camino del Perú comenzó a reconfigurarse con la instalación de un sistema de semáforos que busca ordenar el tránsito en uno de los puntos más conflictivos del oeste capitalino. El cruce, que continúa por calle Bolivia hacia Yerba Buena, ha sido históricamente un foco de caos vehicular, marcado por la falta de infraestructura y la circulación improvisada en ambos sentidos sobre un puente diseñado para un solo carril.
Este paso representa la última conexión hacia el norte antes de avenida Belgrano/Perón en un tramo de 800 metros, lo que lo convierte en un embudo natural para autos, motos, colectivos y peatones. La combinación de imprudencia, autos mal estacionados, colectivos compartiendo vía y falta de señalización generó durante años una situación crítica, con choques frecuentes y hasta vehículos que terminaron cayendo al canal.
A fines de mayo, los municipios de San Miguel de Tucumán y Yerba Buena instalaron semáforos en dos puntos estratégicos: en San Juan y Camino del Perú, y en Bolivia y Camino de Sirga. La medida fue bien recibida por los vecinos, aunque también trajo consigo nuevas complicaciones. Comerciantes y usuarios del transporte público denunciaron que varias paradas de colectivo fueron eliminadas o desplazadas, generando confusión y dificultades, especialmente para personas mayores y madres con niños que asisten a las escuelas de la zona.
“El tránsito mejoró, pero ya no paran los colectivos donde lo hacían antes. La gente queda varada o camina varias cuadras”, advirtió Javier, un comerciante local. Las líneas afectadas incluyen a la 130, 5, 105, 7 y 107, cuyos recorridos aún no se han adaptado del todo a la nueva organización vial.
Más allá de este alivio parcial, las autoridades reconocen que el problema de fondo es estructural. Luis Lobo Chaklián, funcionario municipal, admitió que para solucionar de manera definitiva el tránsito entre San Miguel y Yerba Buena “habría que hacer al menos nueve puentes más”. Por ahora, la semaforización representa apenas un primer paso en un entramado vial que sigue demandando soluciones de fondo.