La derrota sufrida por San Martín de Tucumán dejó al descubierto una serie de falencias que se vienen repitiendo en momentos clave. El equipo no logra responder cuando más se lo necesita, y eso se refleja tanto en el resultado como en el rendimiento dentro del campo de juego. Lo que ocurrió esta noche puede interpretarse como tocar fondo, un llamado de atención que exige respuestas urgentes.

El entrenador Darío reconoció que el equipo fue superado desde el inicio. No hubo partido, según sus palabras, y el rival mostró mayor concentración, velocidad y eficacia. A pesar de la frustración, el técnico insistió en que aún quedan cinco fechas y que mientras haya posibilidades matemáticas, hay que seguir luchando. La autocrítica estuvo presente, pero también la sensación de que el margen de error debe achicarse de inmediato.

El capitán Kevin fue contundente al admitir que el equipo está en deuda con la hinchada. La relación entre los jugadores y el público parece quebrada, y los silbidos al finalizar el encuentro lo evidencian. El plantel, con muchos nombres nuevos y sin una base consolidada, no logra sostener un nivel competitivo. Las buenas sensaciones del partido anterior ante Deportivo Maipú se desvanecieron rápidamente, dejando una imagen deslucida.

En medio de este contexto adverso, los protagonistas insisten en que conocen el peso de la camiseta que visten. Aseguran que no han olvidado a quién representan, pero también reconocen que el momento es complejo y que la presión se siente. La falta de carácter mostrada en el último partido contrasta con lo que se espera de un equipo que aspira a pelear por el ascenso.

San Martín necesita más que palabras. El tiempo de las explicaciones está llegando a su fin, y lo que resta del campeonato será decisivo. Cada partido será una final, y el equipo deberá demostrar que está a la altura del desafío. La hinchada, exigente y apasionada, espera respuestas concretas. El club, con historia y tradición, no puede permitirse seguir transitando esta incertidumbre.

Si el objetivo se logra, el análisis será distinto. Pero hoy, el presente exige compromiso, actitud y resultados. El margen es cada vez más estrecho, y el futuro se define en cada pelota disputada.