El gobierno de Donald Trump dio inicio a una operación masiva de deportación, cumpliendo una de sus promesas de campaña más controvertidas. Este jueves, 538 personas fueron arrestadas y cientos deportadas en aviones militares, mientras se anunciaron nuevas medidas migratorias.
Aviones militares con deportados llegaron a Guatemala, según las autoridades locales. El uso de aeronaves de esta índole para expulsar migrantes generó críticas. Trump calificó a los deportados como “asesinos” y aseguró que serían los primeros expulsados bajo esta política.
La Casa Blanca declaró el estado de emergencia en la frontera con México. Además, se desplegarán tropas, incluida la división Aerotransportada 82, para reforzar las medidas de control.
En Newark, Nueva Jersey, agentes del Servicio de Inmigración y Aduanas (ICE) realizaron allanamientos sin órdenes judiciales, lo que generó denuncias por violaciones constitucionales. Entre los detenidos había ciudadanos estadounidenses.
El presidente también suspendió programas de asilo y medidas implementadas por su predecesor, Joe Biden. Naciones Unidas advirtió que el derecho al asilo debe ser respetado.
Expertos calificaron la operación como propaganda. Sin embargo, Trump aseguró que esta política busca enviar “un mensaje claro” contra la migración irregular.
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